(Gráfico animado pinchando sobre la imagen)
Después de toda la polémica con a subida de la tarifa de la luz a principio de año, cada día se instalan en nuestro país unos cuantos cientos de contadores inteligentes o ‘smart meters’ para que en 2018 todos tengamos uno y nos podamos ahorrar unos céntimos de euro poniendo la lavadora a las tres de la mañana. ¿Qué cosas?
Resulta que la factura de la luz se ha incrementado en más
de un 50% en los últimos cinco años. Sin embargo la demanda lleva bajando tres
años consecutivos y ha caído a niveles de 2006 y la capacidad de generación es el doble de lo
que necesitamos. No entiendo nada. Que me lo explique por favor un economista.
La solución, sencilla, otra tomadura de pelo. Nos instalarán
en casa unos aparatitos capaces de enviar el consumo en tiempo real a la
compañía eléctrica. A partir de ahora las distribuidoras podrán saber si nos
levantamos por la noche, a qué hora salimos de casa, cuándo nos vamos de
vacaciones, cuándo ponemos la lavadora, o planchamos… Datos muy valiosos si
caen por ’error’ en manos de otras grandes compañías.
Son tan inteligentes estos aparatos que si hemos instalado en nuestras casas un pequeño
aerogenerador o unas placas solares y producimos excedente, este lo acabamos
regalando simplemente porque algún listillo lo ha programado así.
¿Quién sale ganando? Una vez más las compañías eléctricas.
Por ahorrarnos unos céntimos, les vamos a facilitar otra gran parte de nuestra
intimidad (bastante saben ya a través de nuestros móviles, las tarjetas de
crédito, las cámaras de vigilancia…). ¿Qué nos queda a la gente corriente?