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La Dirección General de Tráfico ha anunciado que el límite de velocidad en las vías urbanas de un solo carril se limitará a 30 kilómetros por hora. En algunas ciudades españolas ya se aplica esta medida por diferentes motivos. El principal objetivo es reducir a la mitad las víctimas por atropellos: 268 personas murieron atropelladas en España en 2009, lo que supone el 46% de las muertes en accidente de tráfico, en vías urbanas.
Desde luego, la distancia de frenada se reduce drásticamente cuanto menor es la velocidad del vehículo. Esto favorece al peatón, que en caso de impacto, se produce a menor velocidad. También se ha argumentado a favor de la media el descenso de la contaminación, pero me temo que para paliarla habrá que dejar el coche en el garaje y desplazarse en transporte público o en bicicleta, que es más sano y seguramente, en muchos casos, más rápido.
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