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Una consecuencia más de la crisis. Casi 1.200 ciudadanos se vieron obligados en 2011 a abandonar su vehículo en el taller de reparación. En muchos casos no han podido pagar la factura y lo han dejando allí. En otros, el importe del arreglo era superior al coste de un coche similar de segunda mano. Al final, los talleres han tenido que achatarrar el vehículo y hacerse cargo de los costes.
Se estima que los talleres españoles han perdido dos millones de euros por este motivo. Los centros de reparación se acaban “comiendo el marrón” de achatarrar el vehículo, pero sin poder cobrar la factura correspondiente al arreglo.
Esta práctica está directamente relacionada con el creciente envejecimiento del parque automovilístico. Un 25% de los vehículos españoles tienen más de 10 años, consecuencia directa de la caída de ventas del vehículo nuevo.
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