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Desde que el 14 de enero saliera del país el presidente tunecino gracias a la "Revolución de los jazmines", otros países se han contagiado. Egipto está sufriendo revueltas populares que mantienen a Mubarak en la cuerda floja. De momento los muertos se cuentan por decenas y los heridos por miles. La tensión en la zona crece e Israel también tiembla, ya que Egipto es un aliado estratégico. En Yemen también se ha producido algún conato de revuelta. Y todo gracias a las redes sociales y a las quedadas vía mensaje cibernético. Que se preparen los siguientes dictadores que ya están demasiado acostumbrados al poder y a la corrupción.
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