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La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) presentó el pasado 21 de junio de 2011 los resultados de un análisis de 47 marcas de leche que se vendían en España. Los resultados no gustaron demasiado a la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil), que acabó interponiendo una demanda. Ayer un juez avaló el informe de la OCU y con él, el deterioro de la calidad de la leche.
La leche, como el pan, es un alimento básico, de consumo diario. Existen muchas diferencias de precio. Dependiendo de establecimientos y marcas, el precio de un litro de leche puede variar más de 50 céntimos de euro. Pero un mayor precio no garantiza una mejor calidad.
La OCU recomienda no comprar las marcas que han obtenido 30 puntos o menos (ver gráfico) por su deficiente calidad. Eso sí, en todos los casos, lo productos lácteos que se comercializan son seguros y cumplen con la legislación en materia de calidad y seguridad alimentaria. ¿Entonces, qué está ocurriendo? Existen diversos factores. El informe destaca que algunas empresas efectúan tratamientos térmicos tan agresivos, que degradan el contenido vitamínico y proteínico del producto. Otras, usan leche demasiado ‘vieja’. En algunos casos, se almacena durante mucho tiempo. También se hace hincapié en que la ley es menos exigente desde el cambio de normativa de 2006.
Yogures, queso, mantequilla, nata…, con la leche se elaboran diversidad de productos. Todos ellos, más caros que la propia materia prima. Es normal que al final acabemos dudando de lo que bebemos. Blanco y en botella.
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