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Con la de ayer, son ya 97 las vidas de españoles que se han perdido en Afganistán. En enero de 2002 comenzó el despliegue de tropas. Un año después, en mayo de 2003 se produjo el primer siniestro y el más grave. Un avión Yakolev 42 se estrellaba en Turquía. Murieron todos sus ocupantes. Viajaban 75 personas, entre ellos 62 militares españoles. Desde entonces el número de víctimas ha aumentando lentamente, gota a gota. En cada ataque, en cada accidente, se han quedado también decenas de heridos, decenas de vidas rotas.
Esperemos que la muerte del sargento primero Joaquín Moya Espejo, sea la última. Estaba destinado en Vitoria, en el Regimiento de Infantería Garellano 45. Nacido en Córdoba hace 35 años, deja huérfano a un hijo.
Descanse en paz.
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